Morris Chang es una de las figuras más destacadas de la industria tecnológica global. Como fundador de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), Chang no solo creó la empresa de semiconductores por contrato más grande del mundo, sino que también revolucionó la industria de los semiconductores con un modelo de negocio que transformó la producción y distribución de chips a nivel global. A sus más de 90 años, su legado sigue siendo fundamental para el desarrollo de tecnología moderna y la innovación en semiconductores.
Primeros años y formación académica
Nacido en Ningbo, China, en 1931, Chang creció en un entorno marcado por la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil China, experiencias que lo llevaron a mudarse a Hong Kong y, más tarde, a los Estados Unidos para continuar con su educación. Su pasión por la ingeniería lo llevó a estudiar en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), donde obtuvo su título en ingeniería mecánica. Más tarde, realizó estudios de posgrado en la Universidad de Stanford, donde se especializó en ingeniería eléctrica.
Chang comenzó su carrera en los Laboratorios Bell en los años 50, uno de los centros de investigación e innovación tecnológica más importantes de la época. Allí, tuvo su primer contacto con la incipiente industria de los semiconductores y el desarrollo de transistores. Fue en este entorno donde Chang comenzó a desarrollar su visión sobre la tecnología de semiconductores y la importancia de los procesos de fabricación en la cadena de producción.

Innovación en Texas Instruments y el camino a TSMC
Después de trabajar en Bell Labs, Chang fue contratado por Texas Instruments (TI) en 1958. Durante su tiempo en TI, ascendió hasta convertirse en el responsable de la división de semiconductores. Chang se destacó por su enfoque en la mejora de los procesos de producción y su capacidad para reducir los costos de fabricación, haciéndolos más eficientes y rentables. Sin embargo, a pesar de su éxito en TI, Chang sentía que había una limitación fundamental en el modelo de negocio de las empresas de semiconductores de la época: todas desarrollaban y producían sus propios chips, lo cual requería una gran inversión en infraestructura y dificultaba la innovación para empresas más pequeñas.
Chang dejó TI en 1983 y aceptó una invitación del gobierno taiwanés para liderar el Instituto de Investigación en Tecnología Industrial (ITRI), donde se encargó de desarrollar la industria de semiconductores en Taiwán. En 1987, Chang fundó Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), con el apoyo del gobierno taiwanés y como una iniciativa para fortalecer la economía local.
El modelo “fabless” y la creación de TSMC
La innovación de Chang al crear TSMC fue adoptar un modelo de negocio revolucionario para la época: el modelo de fundición por contrato o “fabless”. Bajo este modelo, TSMC no diseñaba sus propios chips, sino que se dedicaba exclusivamente a la fabricación de chips para otras empresas. Esto permitió a compañías sin grandes recursos en infraestructura y tecnología acceder a la producción de semiconductores avanzados sin la necesidad de construir sus propias fábricas. Chang logró posicionar a TSMC como el principal fabricante de semiconductores para empresas como AMD, Apple, NVIDIA y Qualcomm.
Este modelo de negocio impulsó el crecimiento de la industria de semiconductores en Silicon Valley, ya que permitió a las empresas centrarse en el diseño y la innovación, mientras TSMC se encargaba de la fabricación. Esto aceleró el ciclo de desarrollo de productos, facilitando la rápida adopción de nuevas tecnologías y creando un ecosistema que fomentaba la especialización y la innovación. La estrategia de Chang no solo transformó la industria de los semiconductores, sino que también impulsó el crecimiento económico de Taiwán, convirtiéndolo en un líder mundial en la fabricación de tecnología avanzada.
Liderazgo y visión estratégica
Chang dirigió TSMC hasta su jubilación en 2018, manteniendo un enfoque en la excelencia en la fabricación y en la inversión constante en investigación y desarrollo. Bajo su liderazgo, TSMC mantuvo su compromiso con la mejora continua de sus procesos de producción, invirtiendo en tecnología de punta, como los procesos de 7 nm y 5 nm, que fueron pioneros en la industria. Esta visión y dedicación permitieron a TSMC mantenerse a la vanguardia en términos de rendimiento y eficiencia de fabricación.
Chang también fue un defensor de la estabilidad en la industria de los semiconductores y de la colaboración a nivel mundial. Creía firmemente en la necesidad de construir relaciones de largo plazo con sus clientes, basado en la transparencia y la confianza, lo cual consolidó a TSMC como el socio preferido de las principales empresas tecnológicas a nivel global.
Legado y el papel de TSMC en la actualidad
El impacto de Chang en la industria es indiscutible. Gracias a su visión, TSMC ha llegado a controlar una gran parte del mercado mundial de fabricación de semiconductores, con una cuota cercana al 60 % en el mercado de semiconductores por contrato. Su modelo fabless ha permitido a decenas de empresas de tecnología lanzar productos innovadores sin tener que preocuparse por los desafíos de la fabricación.
Hoy en día, TSMC sigue siendo una pieza fundamental para el sector tecnológico y juega un papel clave en la cadena de suministro global. Con sus avances en la fabricación de semiconductores de última generación, la empresa ha impulsado el desarrollo de dispositivos electrónicos más potentes y eficientes. Además, TSMC ha sido un elemento estratégico en la disputa tecnológica entre Estados Unidos y China, debido a su importancia en la fabricación de semiconductores avanzados.
Reflexiones finales
Morris Chang es un visionario que no solo creó una de las empresas más influyentes de la industria tecnológica, sino que también definió un nuevo modelo de negocio que continúa siendo fundamental para la innovación y el crecimiento del sector. Su enfoque en la especialización, la excelencia operativa y la colaboración global han dejado una huella imborrable en la industria de los semiconductores. A través de TSMC, Chang consolidó a Taiwán como un pilar esencial en el mundo de la tecnología y sentó las bases para una industria que hoy mueve miles de millones de dólares.
El legado de Chang va más allá de TSMC; su historia es un recordatorio de cómo una visión clara y un enfoque estratégico pueden transformar una industria y, en este caso, contribuir al desarrollo económico y tecnológico de todo un país.