sqlit, el “lazygit” de las bases de datos: una interfaz en la terminal para consultar SQL sin abrir un monstruo de escritorio

Durante años, ejecutar un par de consultas en una base de datos ha venido acompañado de una paradoja difícil de justificar: para hacer algo sencillo, muchos desarrolladores terminaban abriendo aplicaciones pesadas, con instaladores enormes, consumo de memoria elevado y tiempos de arranque desesperantes. Ese “peaje” se ha asumido como normal en entornos corporativos, especialmente cuando la alternativa más conocida era recurrir a suites como SSMS en el mundo SQL Server o a editores generalistas con extensiones para bases de datos.

En ese contexto aparece sqlit, un proyecto open source que se presenta como “el lazygit de las bases de datos”: una TUI (interfaz de usuario en terminal) diseñada para conectar y consultar bases de datos en segundos, desde la consola y con un flujo de trabajo basado en teclado. El objetivo no es reemplazar a un DBA ni competir en gráficos de rendimiento, sino ofrecer una herramienta rápida para el día a día de quien solo necesita explorar tablas, lanzar queries, revisar resultados y seguir con su trabajo sin salir del terminal.

Una propuesta clara: más bases de datos, menos fricción

sqlit está escrito en Python y pretende cubrir una realidad habitual en empresas: convivir con múltiples motores a la vez. Según su documentación, soporta una lista extensa de bases de datos y proveedores, incluyendo SQL Server, PostgreSQL, MySQL, SQLite, MariaDB, Oracle, DuckDB, CockroachDB, ClickHouse, Snowflake, Supabase, Cloudflare D1 y Turso, entre otras. Esa amplitud busca resolver una molestia frecuente: cada motor tiene su cliente, su forma de autenticación, sus dependencias y, a menudo, su propio “modo de hacer las cosas”.

La instalación se mantiene en una línea muy pragmática: se puede instalar con pipx (recomendado por el propio proyecto), con uv, o con pip. La idea es que el usuario pueda probarlo y empezar sin necesidad de montar una configuración compleja desde el minuto uno: ejecutar sqlit y elegir una conexión desde la interfaz.

Para entornos donde el acceso remoto es el pan de cada día, el proyecto añade compatibilidad con túneles SSH, y lo hace con una filosofía coherente con el resto: si faltan dependencias, la herramienta intenta guiar (e incluso automatizar) la instalación de los drivers o extras necesarios.

Lo que promete: productividad real desde el teclado

El atractivo de sqlit no está en un único “gran” feature, sino en sumar pequeñas ventajas que, juntas, cambian el ritmo de trabajo:

  • Gestor de conexiones: permite guardar y alternar conexiones sin depender de argumentos de línea de comandos cada vez.
  • Interfaz orientada a teclado: con atajos visibles en pantalla y un enfoque “modal” al estilo Vim.
  • Editor con resaltado de sintaxis, histórico de consultas y reutilización por conexión.
  • Exploración de bases de datos: navegar por tablas, vistas y otros objetos sin abrir herramientas gráficas.
  • Autocompletado de tablas y columnas para evitar errores tontos o pérdidas de tiempo.
  • Resultados pensados para datos grandes: inspección, filtrado, búsqueda difusa y manejo de grandes volúmenes de filas sin “entrecerrar los ojos” en una salida plana.

A esto se le suma un detalle especialmente útil en equipos que trabajan con entornos efímeros: detección automática de contenedores Docker. La herramienta puede listar bases de datos que ya están ejecutándose en contenedores y facilitar la conexión sin obligar al usuario a buscar puertos, credenciales y parámetros a mano. En equipos de desarrollo, donde PostgreSQL, MySQL o MariaDB viven a menudo dentro de Docker Compose, esta función puede ahorrar minutos de fricción cada día.

Seguridad práctica: credenciales en el llavero del sistema

Un punto delicado en cualquier cliente de bases de datos es el almacenamiento de credenciales. sqlit afirma que guarda la configuración de conexión en un archivo local, pero que las contraseñas se almacenan en el “keyring” del sistema operativo cuando está disponible (por ejemplo, Keychain en macOS, Credential Locker en Windows o Secret Service en Linux). No es una solución mágica, pero sí una aproximación más sensata que dejar contraseñas en texto plano o repetirlas constantemente.

Para equipos con requisitos más estrictos, también es relevante su carácter open source bajo licencia MIT, lo que facilita auditoría, adaptación interna y evaluación técnica sin cajas negras.

Una herramienta nacida del hartazgo: “solo quiero ejecutar una query”

El manifiesto del proyecto es directo: muchos desarrolladores no necesitan un arsenal de herramientas de administración, pero se ven obligados a instalarlo para hacer tareas simples. La comparación más repetida es con SSMS: un cliente enorme para, a veces, actualizar dos filas o revisar un conjunto pequeño de registros. El salto a Linux o a entornos más ligeros, lejos de facilitar las cosas, ha empujado a parte del mercado hacia soluciones basadas en editores pesados, como VS Code, incluso cuando el objetivo no es programar, sino consultar datos.

sqlit se sitúa exactamente en esa grieta: ofrecer una experiencia ágil, de arranque rápido, centrada en teclado y con una interfaz que se entiende sin estudiar un manual. Por eso se inspira en herramientas como lazygit: la idea de “entrar y operar” con una curva de aprendizaje razonable, apoyándose en atajos visibles y navegación intuitiva.

En qué encaja hoy: el regreso de la terminal como espacio de trabajo

La proliferación de TUIs en los últimos años no es casualidad. En desarrollo y operaciones se ha revalorizado el terminal como lugar donde se concentra el trabajo: automatización, SSH, logs, contenedores, herramientas Git y scripts. El problema es que, mientras Git tiene una “cultura” de utilidades rápidas, las bases de datos han quedado más asociadas a GUIs pesadas o a CLIs austeras.

sqlit intenta equilibrar esa balanza: mantener la velocidad de la consola, pero sumar comodidades de “IDE” (histórico, autocompletado, exploración, filtrado de resultados). Sin prometer milagros, sí apunta a un cambio de hábito: que consultar datos deje de ser una tarea que obliga a salir del flujo de trabajo.


Preguntas frecuentes

¿Para quién tiene sentido sqlit frente a un cliente gráfico de bases de datos?

Para desarrolladores, SREs o perfiles técnicos que hacen consultas frecuentes pero no necesitan paneles avanzados. Es útil cuando se prioriza rapidez, bajo consumo y trabajar desde terminal, especialmente en entornos Linux o remotos.

¿Qué bases de datos soporta sqlit y cómo se amplía el soporte?

Incluye soporte para múltiples motores (SQL Server, PostgreSQL, MySQL, SQLite y muchos más) mediante drivers de Python. Si falta un driver, la herramienta puede guiar al usuario para instalarlo en su entorno.

¿sqlit es seguro para guardar contraseñas de bases de datos?

Según su documentación, las contraseñas se almacenan en el llavero del sistema operativo cuando está disponible, y los detalles de conexión se guardan localmente. Aun así, en entornos críticos conviene aplicar las políticas habituales: rotación, mínimos privilegios y auditoría.

¿Cómo ayuda sqlit en entornos con Docker y bases de datos efímeras?

Puede detectar contenedores de bases de datos en ejecución y facilitar la conexión sin tener que recopilar manualmente host, puerto y otros parámetros. Esto encaja bien con flujos de desarrollo basados en Docker Compose.

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