El cloud computing o computación en la nube ha revolucionado la manera en que las empresas almacenan y acceden a sus datos. Este modelo ha otorgado a las organizaciones una mayor capacidad de almacenamiento y potencia de cálculo. Sin embargo, la implementación de aplicaciones en la nube puede ser costosa y compleja. En este contexto, ha surgido un nuevo paradigma informático: el serverless computing o la computación sin servidor.
Contrariamente a lo que su nombre puede sugerir, la computación sin servidor no significa que no haya servidores, sino que los desarrolladores de software no tienen que preocuparse por su gestión y configuración, ya que se encarga el proveedor de la nube. Este modelo divide la lógica de la aplicación en un conjunto de funciones pequeñas, efímeras y sin estado que se comunican con diversos servicios en la nube para realizar sus tareas. Las arquitecturas sin servidor actuales están basadas en eventos, lo que permite a las funciones ejecutarse al recibir una amplia gama de eventos, como la recepción de un correo electrónico o la adición de un nuevo dato a una base de datos.
A diferencia de los sistemas monolíticos y de los microservicios, el serverless computing ofrece un modelo de pago por los recursos que se consumen en cada aplicación, lo que permite reducir los costos de despliegue y gestión de las aplicaciones y/o servicios. Además, este modelo se desarrolla según las necesidades de la organización, lo que significa que no es necesario realizar un desembolso grande de capital.
Actualmente, podemos distinguir dos tipos de arquitecturas serverless: Function as a Service (FaaS) y Backend as a Service (BaaS). FaaS permite a los desarrolladores desplegar y ejecutar sus propias funciones en la nube, mientras que BaaS es un servicio que automatiza el desarrollo del back-end a través de servicios y aplicaciones de terceros. Ambas arquitecturas ofrecen numerosas ventajas al usuario, como la externalización de la gestión de la infraestructura y las tareas operativas a los proveedores de la nube, el pago por uso y el escalado automático de los recursos.
Uno de los principales desafíos del serverless computing es la seguridad de este modelo. Los ecosistemas en torno a los que se desarrolla esta arquitectura son complejos y dinámicos, lo que requiere cerciorarse de que los componentes y la interacción entre ellos sean seguros. Los desarrolladores de software son los responsables de mantener la seguridad a nivel de aplicación, por lo que es vital seguir las mejores prácticas de seguridad a la hora de escribir funciones serverless para reducir las posibilidades de bugs que puedan dar lugar a ataques.
La computación sin servidor ha sido creada para el intercambio rápido de datos de aplicaciones webs y negocios en la nube. Algunos de los escenarios donde se podría implementar incluyen el Backend as a Service (BaaS), la realización de tareas tras la detección de un evento, la integración de chatbots y asistentes de conversación y el ámbito del big data.
En resumen, el serverless computing o computación sin servidor es una tecnología que ha venido a revolucionar la forma en que las empresas despliegan sus aplicaciones en la nube. En este modelo, los desarrolladores de software externalizan toda la gestión de la infraestructura y las tareas operativas a los proveedores de la nube, lo que les permite centrarse únicamente en escribir el código de sus aplicaciones.
Además, el modelo serverless se caracteriza por seguir un modelo de pago por uso, lo que significa que solo se cobra en función de los recursos consumidos. Asimismo, ofrece un escalado automático, rápido e ilimitado de los recursos hacia arriba y hacia abajo con el fin de ajustarse a la demanda, de cero a prácticamente el infinito. Todo esto hace que el serverless computing sea una opción muy atractiva para las empresas que buscan reducir costos y mejorar la eficiencia de sus procesos.
No obstante, a pesar de todas estas ventajas, la seguridad sigue siendo uno de los principales desafíos de la computación sin servidor. Los ecosistemas en torno a los que se desarrolla esta arquitectura son complejos, dinámicos y están compuestos por muchos componentes diferentes. Para que un ecosistema de este tipo sea seguro, hay que cerciorarse de que los componentes y la interacción entre ellos lo son.
En definitiva, el serverless computing es un modelo de despliegue de aplicaciones en la nube que promete muchas ventajas para las empresas. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer para asegurar que este modelo sea seguro y confiable. A medida que más organizaciones adopten esta arquitectura, probablemente, con mayor apremio se abordarán los desafíos de seguridad de la computación sin servidor.