¿Qué es una API y por qué están en el corazón del mundo digital?

Las interfaces de programación de aplicaciones (API) son los cimientos invisibles que conectan aplicaciones, servicios y dispositivos en nuestro día a día. Desde pedir un coche con Uber o Cabify hasta consultar el tiempo, todo ocurre gracias a ellas.

Puede que no se vean ni se mencionen en las conversaciones cotidianas, pero las API (por sus siglas en inglés: Application Programming Interfaces) están detrás de prácticamente todo lo que ocurre en Internet. Cada vez que se busca una canción en Spotify, se consulta una dirección en Google Maps o se hace una compra online, hay una serie de llamadas API que permiten esa experiencia sin que el usuario lo perciba.

¿Qué es una API?

En esencia, una API es un conjunto de reglas que permite a un programa interactuar con otro. Actúa como un intermediario entre aplicaciones, permitiendo que se comuniquen sin compartir directamente su código interno.

Por ejemplo, cuando se introduce una ciudad en una aplicación del tiempo, esa información se envía a una API meteorológica, que devuelve la temperatura, la humedad y las condiciones actuales. En otro escenario, si se pide un coche a través de una app de transporte, la API calcula rutas, busca al conductor más cercano y gestiona el pago.

¿Cómo funcionan?

La mayoría de las API siguen un modelo simple de petición-respuesta. Una aplicación cliente envía una solicitud con ciertos parámetros (como una ubicación), la API procesa esos datos, accede a su base y devuelve una respuesta en un formato estructurado, habitualmente en JSON.

Las entradas y salidas están estrictamente definidas. Si un usuario introduce datos incorrectos, la API devuelve un error específico, como “formato inválido” o “ciudad no encontrada”.

Tipos de API: abiertas, internas y de librería

  • APIs públicas (Open APIs): Están abiertas a cualquier desarrollador. YouTube, por ejemplo, ofrece una API que permite integrar sus funciones de búsqueda de vídeos en otras aplicaciones.
  • APIs internas (Private APIs): Se utilizan dentro de una organización. Amazon, por ejemplo, opera miles de APIs internas para coordinar sus sistemas de inventario, logística y pagos.
  • APIs de librería: No conectan aplicaciones externas, sino que ofrecen funciones dentro de un lenguaje de programación. Por ejemplo, Python incluye APIs para ordenar listas o añadir elementos a colecciones, lo que simplifica enormemente la programación.

Protocolos más utilizados

  • REST: El más común actualmente. Utiliza métodos HTTP estándar (GET, POST, PUT, DELETE) y responde en JSON. Es ligero y fácil de escalar.
  • SOAP: Más estructurado, utiliza XML y es habitual en entornos más regulados como banca o sanidad. Aunque menos flexible, ofrece altos niveles de seguridad.
  • GraphQL: Permite a los clientes solicitar exactamente los datos que necesitan en una sola llamada. Esto lo hace más eficiente que REST en ciertas aplicaciones.
  • gRPC: Desarrollado por Google, usa Protobuf (un formato binario) para lograr comunicaciones ultrarrápidas, ideal para servicios que necesitan eficiencia máxima.

¿Cómo se usa una API?

Para trabajar con una API, primero se necesita identificar cuál es útil para el propósito deseado. Existen catálogos como RapidAPI o Postman Network que agrupan miles de ellas.

Una vez seleccionada, el usuario se registra, obtiene una clave de acceso (API Key) y empieza a enviar peticiones. Para probar su funcionamiento antes de integrarla en una app, se puede utilizar Postman o incluso cURL desde la terminal.

Casos reales: Uber y OpenWeatherMap

Uber no es más que una serie de APIs conectadas. Una para localizar conductores cercanos, otra para calcular rutas, una tercera para procesar pagos y una cuarta para mostrar el recibo. Todas ellas se integran en un diseño visual, lo que los usuarios reconocen como la app.

En el caso del tiempo, servicios como OpenWeatherMap ofrecen datos actualizados a través de su API. Una simple petición como:

GET https://api.openweathermap.org/data/2.5/weather?q=Madrid&appid=TU_API_KEY

devuelve un JSON con detalles como temperatura, humedad, o previsión meteorológica.

¿Por qué son tan importantes?

Las APIs son esenciales para escalar servicios, integrar nuevas funcionalidades sin rehacer software desde cero y permitir colaboraciones entre empresas tecnológicas. Han dado origen a lo que hoy se conoce como “economía de las APIs”, donde muchas compañías generan ingresos directos por el uso de sus interfaces.

En resumen

Sin APIs, la Internet moderna no existiría tal como la conocemos. Son el pegamento invisible que mantiene conectado el mundo digital. Desde desarrolladores principiantes hasta gigantes tecnológicos, todos dependen de ellas para innovar, automatizar procesos y ofrecer experiencias ricas al usuario final.

Referencia: Algomaster y Wikipedia

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