Antes de que Steve Jobs y Steve Wozniak crearan Apple, su primera incursión en el mundo de la tecnología no fue en la informática, sino en la telefonía. A mediados de los años 70, los dos emprendedores comenzaron su trayectoria empresarial con un dispositivo ilegal que les permitió hackear la red telefónica para realizar llamadas de larga distancia sin costo alguno. Esta historia poco conocida revela el ingenio y la audacia que ambos mostraron desde sus primeros días como inventores, mucho antes de que sus nombres se asociaran con una de las empresas más grandes del mundo.
La caja azul: el primer proyecto de Jobs y Wozniak
En la década de 1970, las llamadas de larga distancia eran extremadamente costosas. Para hacer una llamada desde Nueva York a Londres, por ejemplo, el coste por minuto podía ser prohibitivo, especialmente para jóvenes como Jobs y Wozniak. En lugar de conformarse con los altos precios, los dos decidieron crear una solución que les permitiera realizar esas llamadas de forma gratuita.
Inspirados por la tecnología de «phreaking» telefónico, que consistía en manipular las redes de telecomunicaciones para realizar llamadas sin pagar, Jobs y Wozniak construyeron lo que se conocía como una «caja azul». Este dispositivo electrónico, creado a partir de componentes básicos que podían encontrarse en tiendas como RadioShack, permitía engañar al sistema telefónico para conectar llamadas a larga distancia de manera gratuita.
La clave de este hackeo radicaba en la capacidad de la caja azul para emitir un tono de 2.600 Hz, el cual era utilizado por las compañías telefónicas para indicar que una línea estaba disponible para conectar. Al emitir este tono en el momento correcto, Jobs y Wozniak lograban engañar a la red telefónica, permitiéndoles realizar llamadas a cualquier parte del mundo sin que se les cobrara.
Llamando al Vaticano: una broma audaz
La caja azul de Jobs y Wozniak no solo les proporcionaba la habilidad de realizar llamadas gratuitas, sino que también les dio la oportunidad de realizar algunas bromas bastante atrevidas. Uno de los episodios más famosos de esta historia es cuando decidieron llamar al Vaticano, fingiendo ser Henry Kissinger, el entonces secretario de Estado de los Estados Unidos.
Jobs y Wozniak, que eran apenas veinteañeros en ese momento, lograron que varias autoridades de la Santa Sede atendieran la llamada, creyendo que hablaban con el influyente diplomático estadounidense. En un momento dado, llegaron incluso a despertar a altos cargos de la Iglesia en un intento de comunicarse con el Papa. La broma solo se desmoronó cuando no pudieron contener las carcajadas, lo que llevó a los encargados del Vaticano a darse cuenta de que no estaban hablando con Kissinger.
La importancia de la caja azul en la creación de Apple
Aunque el proyecto de la caja azul era técnicamente ilegal, fue fundamental en la formación del carácter empresarial y visionario de Jobs y Wozniak. Ambos aprenderían lecciones esenciales sobre cómo desarrollar tecnología que pudiera tener un impacto masivo en el mundo real, así como el poder que residía en las herramientas que creaban.
Wozniak, en una entrevista años más tarde, afirmaría que la experiencia de crear la caja azul fue crucial para el posterior éxito de Apple. “Eran tiempos en los que aprendimos que podíamos construir algo por nuestra cuenta y que podía controlar una infraestructura de miles de millones de dólares en todo el mundo», recordó.
Este primer proyecto no solo les proporcionó el dinero necesario para futuros desarrollos, sino que también les dio la confianza para lanzar Apple en 1976, apenas unos años después de la aventura telefónica. Si bien la caja azul no fue el inicio oficial de su carrera en la informática, sí fue un claro indicativo del tipo de ingenio e innovación que Jobs y Wozniak aportarían al mundo tecnológico.
Un legado de innovación y rebelión
La caja azul fue la primera manifestación del enfoque rebelde y visionario que Steve Jobs y Steve Wozniak aportarían a la creación de Apple. Aunque ilegal, su invento demostró su capacidad para ver más allá de las limitaciones tecnológicas de su tiempo y para idear soluciones ingeniosas a problemas aparentemente imposibles de resolver.
Si bien la caja azul fue eventualmente superada por avances en las telecomunicaciones que hicieron imposible seguir hackeando las redes de la misma manera, el espíritu de innovación y disrupción que encarnó este dispositivo perduró en los proyectos que vendrían después. Desde el lanzamiento del Apple I hasta la creación del iPhone, la capacidad de Jobs y Wozniak para pensar fuera de los límites establecidos se convertiría en una marca distintiva de Apple.
A pesar de que hoy Apple es una de las compañías más grandes y respetadas del mundo, su historia comenzó con una pequeña caja azul y una llamada al Vaticano. Una lección temprana para dos jóvenes emprendedores que cambiarían el mundo de la tecnología para siempre.