Kubernetes celebra su décimo aniversario en 2024, consolidándose como el estándar de facto en la orquestación de contenedores. Con su flexibilidad y capacidad de escalabilidad, Kubernetes permite a los centros de datos implementar clústeres virtuales y reducir costos operativos, facilitando a empresas de todo tipo la ejecución de aplicaciones en entornos híbridos y en la nube.
Este ecosistema de código abierto se ha ganado el favor de los administradores de centros de datos y desarrolladores por su facilidad para gestionar cargas de trabajo complejas y aplicaciones intensivas en datos, como la inteligencia artificial y el análisis en tiempo real. Encuestas recientes muestran que hasta el 86% de las empresas ya ejecutan sus aplicaciones nativas en la nube en ambientes híbridos. Además, un 80% de los nuevos desarrollos de aplicaciones en los próximos cinco años se basarán en Kubernetes o en plataformas nativas de la nube.
El auge de Kubernetes también coincide con un cambio en el modelo de virtualización que dominó durante años, principalmente con VMware. Tras la adquisición de VMware por Broadcom, muchos centros de datos han expresado incertidumbre, lo cual ha acelerado la migración de máquinas virtuales (VM) a contenedores gestionados por Kubernetes, que ofrece una solución más ágil y adaptable.
No obstante, la adopción de Kubernetes presenta desafíos, incluyendo la necesidad de habilidades especializadas en áreas como alta disponibilidad, recuperación ante desastres y almacenamiento de alto rendimiento. Para ello, se recomienda a los centros de datos invertir en capacitación y, en algunos casos, en soluciones de gestión de datos como Portworx, que facilita la integración y resiliencia en entornos multi-nube y contenedores.
A medida que Kubernetes se convierte en una habilidad esencial en los centros de datos, su implementación parece asegurada para el futuro, especialmente en un contexto en el que la nube híbrida se está consolidando como el estándar para aplicaciones empresariales.
