En 2025, la transformación digital se perfila como un elemento esencial para la supervivencia y expansión en el mundo empresarial. Con una proyección de inversión que alcanzará los 3,9 billones de dólares hacia 2027, la adopción de tecnologías digitales será crucial. Pese a la magnitud de estas inversiones, el reto sigue siendo notable, ya que cerca del 70% de los procesos de transformación digital fracasan debido a una gestión deficiente, culturas corporativas resistentes al cambio y objetivos poco claros.
General Electric (GE) es un ejemplo de cómo no abordar esta transformación. Aunque fue un líder en innovación industrial, sus ambiciosas inversiones en transformación digital se vieron frustradas por predicciones de demanda demasiado optimistas y resistencia interna. Este caso sirve como un referente de los peligros que acechan a las empresas que inician este proceso sin una estrategia clara.
El éxito en la transformación digital puede abrir innumerables oportunidades y proveer una ventaja competitiva sólida, pero dominar este cambio no es sencillo. Implica una integración total de las tecnologías digitales en todas las funciones del negocio, redefiniendo procesos y la forma de generar valor para los clientes. El empleo de marcos como el Modelo 7S de McKinsey, que abarca estrategia, estructura, sistemas, valores, habilidades, estilo y personal, puede ser fundamental para alinear todos los aspectos de la transformación. Por otro lado, el marco del MIT Sloan promueve una reevaluación de las relaciones clave dentro de la empresa, subrayando la importancia de decisiones estratégicas para reinventar el negocio.
Con un paisaje digital que evoluciona rápidamente, las empresas deben priorizar la transformación digital para no perder competitividad. Al aplicar minuciosamente estos conceptos, las compañías pueden facilitar la complejidad del proceso y obtener ventajas sostenibles. La integración de inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático es una tendencia destacada, mostrando un incremento significativo en el retorno de inversión para quienes las adoptan de manera integral, como lo demuestra el caso de DeepSeek.
Además, la adopción de servicios en la nube mejora la infraestructura digital, aunque la gestión de costos sigue siendo un reto para la mayoría de las empresas. Simultáneamente, la tecnología del Internet de las Cosas (IoT) experimenta un crecimiento notable, donde el 92% de las iniciativas reportan resultados positivos gracias a un aumento en los dispositivos conectados y un enfoque en la toma de decisiones basada en datos.
De cara al futuro, se espera que la combinación de IA y tecnología 5G revolucione aún más las estrategias digitales. La capacidad de la IA generativa para automatizar la creación de contenido promete elevar la productividad y mejorar las relaciones con los clientes, mientras que el 5G mejorará la conectividad y eficiencia operativa en diversos sectores.
En resumen, la transformación digital no es simplemente un camino a seguir, sino una necesidad imperativa para que las empresas prosperen en un mundo cada vez más caracterizado por la digitalización.