El campo de la computación cuántica enfrenta un reto significativo debido a la fragilidad de los qubits, las unidades fundamentales de información cuántica. Mientras los métodos tradicionales como los circuitos superconductores y los iones atrapados requieren técnicas complejas para corregir errores y contrarrestar la decoherencia, Microsoft ha optado por una vía alternativa con los qubits topológicos basados en Majorana, que prometen una resistencia inherente al ruido.
La idea de los qubits Majorana se basa en conceptos teóricos formulados a finales de los años 90. Se plantea que los estados cuánticos codificados en modos zero de Majorana podrían ser inmune a las perturbaciones locales, minimizando así la necesidad de corrección de errores. Microsoft ha revelado su prototipo «Majorana 1» tras dos décadas de investigación, aunque con escepticismo por parte de la comunidad científica debido a controversias pasadas.
La singularidad de los qubits topológicos radica en la separación espacial de los modos zero de Majorana en los extremos de unos nanocables específicamente diseñados. Tales modos poseen estadísticas no abelianas, lo que implica que solo pueden modificarse mediante operaciones topológicas, lo que en teoría proporciona una alta resistencia al ruido. La apuesta de Microsoft es construir «tetrons», donde un par de modos zero codifica un único qubit lógico, aprovechando pulsos simples de voltaje para funcionar, evitando los intrincados controles analógicos presentes en los qubits superconductores.
A pesar de su fortalecimiento teórico, el desafío ha estado en verificar experimentalmente este enfoque. Los modos zero de Majorana deben ser creados en materiales como nanocables de arsenuro de indio cerca de superconductores, y su existencia ha sido difícil de probar, generando controversias previas.
En 2018, una afirmación sobre el éxito en la observación de estos modos, publicada en la revista Nature por el equipo del investigador Leo Kouwenhoven, resultó en el retiro del artículo tres años después ante inconsistencias en el análisis de datos. Esta denominada «crisis de Majorana» afectó gravemente la credibilidad de Microsoft en este ámbito.
A pesar de ello, el empeño de Microsoft y sus socios no ha cesado. El lanzamiento del chip «Majorana 1» en 2025 ofrece nueva evidencia sobre la factibilidad de los qubits Majorana. Se han desarrollado nuevos materiales y se ha logrado medir con precisión del 99 % la paridad del qubit, logrando además una estabilidad superior al compararse con qubits superconductores.
No obstante, el reconocimiento universal del potencial de los qubits Majorana está condicionado a demostraciones de operaciones cuánticas clave, como el entrelazamiento mediante trenzado no abeliano. La falta de estas evidencias hace que las afirmaciones de superioridad aún se consideren especulativas. Aunque teóricamente los qubits Majorana presentan una ventaja por su protección contra errores, el proceso de validación experimental y su escalabilidad a gran nivel sigue en evaluación.
El anuncio de Microsoft ha sido recibido con escepticismo y cautela por parte de los científicos, quienes resaltan la ausencia de pruebas contundentes sobre los modos zero de Majorana y plantean la necesidad de explicaciones alternativas para lo observado. A pesar de las promesas de que la computación cuántica tolerante a errores podría estar a años de distancia, los qubits Majorana no están todavía consolidados como una solución viable.
En definitiva, los qubits basados en Majorana representan una de las empresas más ambiciosas en computación cuántica. Aunque la idea de un mecanismo cuántico intrínsecamente resistente a fallos y de control simplificado es atractiva, el historial de controversias y el continuo escepticismo sugieren que esta tecnología debe pasar aún pruebas significativas antes de considerarse una alternativa fiable frente a tecnologías ya existentes. Los próximos años serán determinantes para esa evaluación a medida que más pruebas independientes aporten luz sobre el verdadero potencial de estos qubits.