En el mundo interconectado de hoy, la infraestructura digital que soporta nuestras vidas cotidianas nunca ha sido tan crucial ni tan vulnerable. Una gran parte de los datos globales viaja a través de cables submarinos, tendidos bajo el océano, que conectan continentes y permiten desde transacciones comerciales hasta comunicaciones personales. Sin embargo, gran parte de esta infraestructura pasa por una zona que está en el centro de crecientes tensiones geopolíticas: el Mar de China Meridional. La dependencia de esta región para la conectividad entre Asia y América plantea riesgos evidentes, lo que subraya la necesidad urgente de diversificar las rutas de los cables submarinos para garantizar la resiliencia digital.
El aumento de los riesgos en el Mar de China Meridional
Durante décadas, el Mar de China Meridional ha sido una arteria vital para el tráfico global de datos, pero en los últimos años, la situación geopolítica en la región se ha vuelto más volátil. Las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China han expuesto la fragilidad de depender exclusivamente de esta ruta. Proyectos clave, como el cable SJC2, destinado a conectar Japón con Singapur, han sufrido retrasos debido a las nuevas restricciones de permisos impuestas por China. Además, los esfuerzos de Estados Unidos por excluir a las empresas chinas de proyectos globales de cables submarinos han añadido más complejidad a un entorno ya tenso.
El impacto de estas tensiones no se limita solo a retrasos en la implementación de cables, sino que también aumenta los costos y prolonga los tiempos de despliegue, poniendo en evidencia la necesidad de diversificar estas rutas.

Por otro lado, la demanda de conectividad digital sigue en ascenso. En la región de la ASEAN, por ejemplo, se espera que la economía digital agregue un billón de dólares a su PIB en la próxima década. Esto destaca la importancia de contar con una red robusta y resiliente que permita aprovechar al máximo esta expansión digital.
Diversificación: la clave para la resiliencia
En el actual clima geopolítico, construir redundancia en la arquitectura de las redes no es un lujo, sino una necesidad. Diversificar las rutas de los cables submarinos puede mitigar los riesgos de interrupciones y garantizar que los negocios permanezcan conectados y operativos ante cualquier desafío.
Afortunadamente, ya están surgiendo nuevos sistemas de cables submarinos que ofrecen alternativas viables a las rutas del Mar de China Meridional. Proyectos como Bifrost, Echo y Hawaiki Nui, que conectan Singapur y Filipinas con Estados Unidos, son ejemplos de rutas que evitan esta zona en tensión. Otro ejemplo es el cable Apricot, que conecta Japón con Singapur a través del este de Filipinas, ofreciendo una alternativa más segura y confiable.
Preparar planes de contingencia
Además de la diversificación de rutas, las empresas deben estar preparadas con planes de respaldo para sus infraestructuras críticas. Esto incluye considerar comunicaciones satelitales como un plan B, o enlaces de microondas terrestres para conexiones de corta distancia. Las empresas también deben invertir en herramientas de monitoreo y análisis de redes para identificar problemas potenciales de manera proactiva y asegurarse de que sus sistemas sean capaces de gestionar fallos parciales o totales de los cables.
Fortalecer la estrategia de ciberseguridad
Otra clave para la resiliencia digital es una estrategia robusta en ciberseguridad. Distribuir los centros de datos en diferentes regiones y aprovechar los servicios en la nube para recuperación ante desastres son medidas esenciales. También es vital reforzar las medidas de seguridad para proteger tanto la infraestructura de la red como los datos.
Mirando hacia adelante: construyendo una red digital resiliente
Las tensiones geopolíticas en el Mar de China Meridional subrayan la importancia de que las empresas adopten un enfoque proactivo respecto a su infraestructura digital. Diversificar las rutas de cables submarinos no solo protege a las empresas de posibles interrupciones, sino que también les permite estar preparadas para un futuro incierto.
En definitiva, aunque el Mar de China Meridional ha sido un punto clave en la conectividad global, no es el único camino. Al explorar nuevas alternativas y tecnologías emergentes, las empresas pueden asegurar que sus operaciones digitales sigan siendo sólidas y continuas, sin importar los desafíos que enfrenten.
fuente: Airtel.in